En ésta ocación, quiero hacer un pequeño homenaje a aquellas personas que trabajan en ese lugar de infinita literatura, en las bibliotecas, a las bibliotecarias, pero en especial a una que me ha permitido compartir sus días de eterno conocimiento. Pero ¿qué es lo que hace diferenciarla del resto?, la humildad, el respeto, el cariño, la dulzura y la sinceridad con que desempeña su labor.
Pocas veces uno se encuentra con docentes que desempeñan su labor con tanto amor y pasión, podemos encontrar miles de docentes que se esfuerzan por lograr un trabajo armonioso, pero son unas pocas las que logran convertir éste arte en poesía.
Desde aquí felicito a esa persona que ha logrado alcanzar su sueño, ese lugar tan preponderante e importante como el de Supervisora de Bibliotecas. Y le agradezco desde lo más profundo de mi corazón el haberme permitido ser su compañero de trabajo y amigo.
Aunque ahora, su lugar la aleja de nosotros, todos sabemos que nos vamos a volver a cruzar, obvio, en algún colegio... en alguna biblioteca, en donde los libros detengan sus páginas para deleitarse con la figura de un lector. Suerte Ana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario